Celebrar al Señor presente realmente en la Eucaristía es el objetivo de esta fiesta, que es una de las más importantes del año litúrgico.
Como preparación a esta fiesta, la Pastoral Juvenil organizó un momento de adoración al Santísimo, acompañado de cantos y meditaciones del Papa Francisco en torno al misterio de la Eucaristía. "En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre con Sí mismo, un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar sus propias fuerzas", fue una de las meditaciones del Papa Francisco. Esta adoración, se realizó el jueves 4, luego de la misa de 19:30, ocasión para la cual los jóvenes de la parroquia prepararon una tradicional alfombra de flores.
En nuestro país, debido al calendario laboral, esta fiesta se celebra el domingo siguiente a la Santísima Trinidad y no el jueves, como en gran parte del mundo.
El domingo 7, en las distintas misas del día, se celebró la fiesta y se recalcó su importancia para la vida de la Iglesia.
"Dios envía a su Hijo al mundo para sellar una alianza nueva y definitiva con el hombre, que lo abarque todo hacia el futuro y que no depende del hombre. Cristo, con su Muerte y Resurrección, firma esa alianza con su sangre. Y es en la Eucaristía donde se sella esta alianza, donde celebramos la alianza entre el Padre y nosotros", señaló el Padre Osvaldo en la homilía. "La Eucaristía es el verdadero pacto. Recurramos a ella cuando pequemos, porque esta alianza es vida para nosotros", agregó.
Después de la misa de 19:30 horas, como todos los domingos, se realizó un momento de adoración en la Capilla del Santísimo, acompañado por cantos y oración, que contó con una gran concurrencia.
La tarde del domingo se realizó la tradicional procesión de Corpus Christi por las calles del centro de Santiago, la que comenzó con una misa presidida por el cardenal Ricardo Ezzati en la Iglesia de San Francisco y culminó con un momento de adoración frente a la Catedral Metropolitana.
Un poco de historia... Desde el siglo XIII, se celebra además de la Misa, una procesión y adoración solemne en la que se lleva expuesto al Santísimo Sacramento de la Eucaristía por las principales calles de la ciudad, acompañado con flores, cirios, oraciones y cantos, símbolo de adoración y gratitud a Dios que se hace presente y nos acompaña en nuestras vidas y caminos.
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