"Ser sacerdote en Irak es una acción suicida": Testimonio del padre Douglas Bazi

02 de Noviembre de 2015

 
El 27 de octubre, el sacerdote Douglas Bazi visitó nuestra parroquia, donde además de concelebrar la santa Misa, presentó un impactante testimonio sobre su experiencia como sobreviviente del Estado Islámico (ISIS), en una charla presenciada por más de 500 personas.

El padre Douglas Bazi es un sacerdote caldeo de 47 años, de la diócesis iraquí de Erbil. Ha sufrido dos atentados en su parroquia y, en 2006, estuvo secuestrado durante nueve días en la ciudad de Bagdad. En la actualidad, recibe en su parroquia a más de 110 familias cristianas que han huído del Estado Islámico. Es por esto que, en 2015, recibió el Premio a la Defensa de la Libertad Religiosa. 

Entre el 27 y el 31 de octubre visitó nuestro país, en una gira organizada por la institución internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre. Visitó parroquias, colegios, universidades, vicarías e incluso el Seminario Pontificio Mayor de Santiago.  

"Soy Douglas Bazi, sacerdote de la 'Iglesia de los Mártires'"

El martes 27 de octubre visitó nuestra parroquia. Junto al padre Osvaldo Fernández de Castro, nuestro párroco, concelebró la Eucaristía y, después de la Misa, presentó su testimonio en una multitudinaria charla, presenciada por más de 500 personas, entre ellas, el nuncio apostólico de Su Santidad, monseñor Ivo Scapolo.

Comenzó su conferencia contextualizando la realidad iraquí y la violencia que siembra el Estado Islámico: el número de víctimas civiles que han sido obligados a huir en nombre de la lucha contra el terrorismo, hace que la situación de refugiados y desplazados internos iraquíes sea una de las más trágicas del mundo y merecedora de atención y preocupación por parte de la comunidad internacional.

Insistió, luego, en la radicalidad y entrega a la que está llamado todo cristiano, no sólo el que está en riesgo. "No podemos ser cristianos de supermercado, de mall, que tomamos sólo lo que nos gusta y dejamos lo que no. El cristianismo se toma por entero o se deja por entero", señaló el presbítero. Sobre su secuestro de nueve días agregó que ser sacerdote en Irak "es una acción suicida" y destacó la importancia de la oración, especialmente el Santo Rosario, que lo sostuvo durante todo su cautiverio. 

Ahondó en la persecución que ha sufrido la comunidad cristiana de Erbil. Han destruído sus templos y han atacado sus viviendas. "Nos han destruído nuestros templos, pero seguimos siendo una sola Iglesia. Nos atacan con el rostro cubierto y nosotros vivimos la vida a cara descubierta. Nos van a destruir, pero no tenemos miedo: tenemos fe, tenemos esperanza".

Agradeció a los fieles por su oración y les pidió una tarea, "tengan el coraje de decir que lo que hemos vivido es un genocidio", y concluyó su charla asegurando que la Iglesia en Irak nunca se rendirá.

Al término de la conferencia, tuvo lugar un momento de oración por la Iglesia iraquí, a través de salmos y cantos, que culminó con la bendición del sacerdote en arameo. 


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