En una emotiva celebración, presidida por el obispo auxiliar de Santiago y concelebrada por el padre Osvaldo Fernández de Castro, 9 jóvenes de nuestra parroquia culminaron su iniciación cristiana, recibiendo el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
La tarde del sábado 7 de mayo, en la víspera de la solemnidad de la Ascensión del Señor, un grupo de jóvenes de nuestra parroquia, luego de más de un año de preparación, confirmó su fe en Cristo y en la Iglesia.
Al inicio de la misa, luego de la procesión de entrada, Diego Delpiano, monitor de Confirmación y encargado de la Pastoral Juvenil, presentó a las jóvenes que recibirían el Bautismo y dio testimonio del camino que ambas habían recorrido. Ellas confirmaron su voluntad de recibir este sacramento y ser admitidas en la Iglesia.
En su homilía, el obispo Ramos recordó la experiencia de los primeros cristianos, quienes en una misma celebración recibían todos los sacramentos de la iniciación cristiana, “que les permitían entrar a la vida adulta de nuestra fe”. Luego, señaló que "Cristo, al momento de su resurrección, nos promete el Espíritu Santo, para que podamos recibir como testimonio nuestra misión en el mundo y en la historia".
"¿Qué significa este Espíritu Santo? Es la presencia de Cristo en nuestra vida, en nuestra historia, ya no solamente a través del testimonio extraordinario de los discípulos de Jesús. En la Confirmación el Espíritu Santo va a tocar, va a impregnar el alma de cada uno de ustedes, de una forma extraordinaria", reflexionó el obispo auxiliar. "¿Y para qué? ¿es simplemente porque quiere hacerse cercano el Señor?... ¡Es para que seamos testigos de Cristo! Ser testigo de Cristo es transmitir el Reino de Dios, aquí, en medio de nosotros".
Monseñor Fernando Ramos concluyó su homilía compartiendo con los confirmandos tres maneras concretas de ser testigos de Cristo: "En primer lugar, descubriendo cuál es nuestro sentido y nuestra identidad en el mundo. ¿Para qué estoy en el mundo? Nosotros, por la fe, sabemos que nuestra existencia se da a partir de nuestra condición de hijos profundamente amados por Dios, nuestro Padre. Junto con mirar la vida con esperanza y sentido, tenemos esperanza también para mirar la muerte. Desde la resurrección de Cristo, nuestra posibilidad de morir adquiere un sentido nuevo, en la medida de que nuestra vida está unida a la de Cristo. Y la tercera característica que el Espíritu de Jesús les va a regalar es saber cómo nosotros podemos convivir entre los seres humanos. No somos islas, y nuestra identidad de hijos de Dios nos hace ser hermanos unos con otros. Desde nuestra certeza de que Dios nos regala la fraternidad, podemos aspirar a generar un nuevo tipo de relación entre los seres humanos".
Después de la homilía, los jóvenes profesaron su fe y dos de ellos recibieron el bautismo. Luego, junto con sus padrinos, fueron ungidos con el crisma, signo del Espíritu Santo, que recibían.
En el momento de la comunión, las dos jóvenes que fueron bautizadas recibieron también, por primera vez, el sacramento de la Eucaristía.
¡Invitamos a toda la comunidad a rezar por estos nueve jóvenes!
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