En relación a ello el Pontífice propone 4 puntos de reflexión:
– El misterio pascual, fundamento de la conversión: La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la buena noticia de la muerte y resurrección de Jesús.
– Urgencia de conversión: “La experiencia de la misericordia es posible solo en un cara a cara con el Señor crucificado y resucitado que me amó y se entregó por mí. Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal”.
– La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos: “A pesar de la presencia del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros”.
– Una riqueza para compartir, no para acumular solo para sí mismo: “Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo.
Fuente: Zenit
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